Sección: Frailes de hoy en día
La marca del estilo de la Orden dominicana está quedando impresa en la comunidad parroquial. Se nota en la insistencia en el valor de la comunidad, en la necesidad de crecer en la libertad, en la sencilla fraternidad y las relaciones amistosas, en la formación
El problema de una vocación es ante todo comprender qué sentido tiene ese caminar, cada superación supone un reto, y cada reto una sensación de autorrealización, que habla de satisfacción o de un atisbo de felicidad.
Relacionándolo con la vocación, iré, a través de la experiencia del juicio, exponiendo las virtudes que pienso que son las más relevantes para poder responder a la vocación, a ser valiente y a no tener miedo.
La fuerza del seguimiento de Cristo, la espiritualidad dominicana, los momentos de oración y los espacios de reflexión teológica responden a lo que la Orden puede y debe ofrecer.
La pluralidad de nuestra forma de predicación es asombrosa, y desde el mártir hasta la pedagoga la Orden no pretende otra cosa sino predicar.
Nuestra identidad sólo puede realizarse y crecer si sale a la intemperie, a los nuevos interrogantes, nuevos problemas, nuevos modos, nuevas preguntas.
En el belén está el amor de Dios a toda la humanidad, su deseo de encuentro y salvación al ser humano
Ella creyó y esperó, porque es Madre, y fue la que mejor ha celebrado en la historia el Adviento y la Navidad.
La misericordia está en el núcleo de la fe cristiana y en la razón de la vocación dominicana.
Hay que tener el coraje de dejarse mover por el Espíritu para aprender a ser más humano.