

Sección: A la escucha
Y no basta una sonrisa improvisada o diplomática, ni tampoco una confesión superficial, para decir que estamos alegres… ¿Estamos alegres? ¿Podemos sentirlo de veras, sin parecer hipócritas?
En este segundo domingo de Adviento, recordamos la noticia de que Dios viene hasta nosotros para caminar por este trayecto terreno y para acogernos al final de nuestra vida en sus manos amorosas.
¡Alcemos la cabeza!, ¡empapémonos de esperanza!, y ¡contagiémosla a los demás!
Cristo nos pide que ya ahora le dejemos reinar en nuestro corazón
Es fácil experimentar desilusión ante los sufrimientos contemporáneos: los parados sin trabajo, los inmigrantes, los refugiados...¿Cuál es nuestra actitud ante estas situaciones? ¿Las vivimos como espectadores o somos protagonistas?
Pero tu vida... es tuya, es única y sólo la puedes entregar a una cosa
Esta cultura se acerca con miedo a la muerte. ¿Somos capaces de superarlo y aceptarla?
Los santos han sido para su época un toque de atención. Muchas veces han sido incomprendidos, ya fuera por ser adelantados a su tiempo o por ir en contra de las ideas reinantes de la sociedad.
Si tenemos fe en Dios, lo que pidamos, si es para nuestro bien, se nos concederá. El ciego no recobra solo la vista, sino que se convierte en un verdadero seguidor de Jesús, pues como nos dice el evangelio: “lo siguió por el camino”.
Jesús, en su respuesta, quiere dejarnos bien claro qué es lo más importante en su proyecto evangelizador, lo más importante para ser seguidor suyo.