Sección: A la escucha
Jesús no se muestra a aquellos a los que “debía” mostrarse. Se muestra a aquellos que tienen necesidad de Él: a los ciegos, encarcelados, oprimidos, etc. Ésa es la situación propicia para que “acción” y “palabra” puedan proclamar la Fe en Jesús.
Solo sabemos que los Magos se pusieron en camino para acudir al lugar señalado; es decir, para que se produzca el encuentro, hay que salir de nuestros estrechos límites, de nuestras seguridades, de nuestras instalaciones, tanto materiales como espirituales.
Así va finalizando el Adviento, y a través de este tiempo litúrgico la Iglesia nos ha dicho sólo una cosa: ¡viene el Salvador!
Y no basta una sonrisa improvisada o diplomática, ni tampoco una confesión superficial, para decir que estamos alegres… ¿Estamos alegres? ¿Podemos sentirlo de veras, sin parecer hipócritas?
En este segundo domingo de Adviento, recordamos la noticia de que Dios viene hasta nosotros para caminar por este trayecto terreno y para acogernos al final de nuestra vida en sus manos amorosas.
¡Alcemos la cabeza!, ¡empapémonos de esperanza!, y ¡contagiémosla a los demás!
Cristo nos pide que ya ahora le dejemos reinar en nuestro corazón
Es fácil experimentar desilusión ante los sufrimientos contemporáneos: los parados sin trabajo, los inmigrantes, los refugiados...¿Cuál es nuestra actitud ante estas situaciones? ¿Las vivimos como espectadores o somos protagonistas?
Pero tu vida... es tuya, es única y sólo la puedes entregar a una cosa
Esta cultura se acerca con miedo a la muerte. ¿Somos capaces de superarlo y aceptarla?