

Sección: A la escucha
En nuestra vida estamos tentados a ponernos en el centro de todo, a engordar desordenadamente nuestro ego, de abusar de la expresión “es que yo soy…”. Juan el Bautista nos da el remedio. Ante esas preguntas, que son nuestras tentaciones diarias, responde rotun
La paciencia de Dios para con nosotros es señal de su benevolencia y misericordia. Nos invita al arrepentimiento y la vigilancia, es decir, a vivir día a día de acuerdo con las enseñanzas de Jesús.
El cristiano tiene que ser siempre vigilante, alerta, despierto y velador, es decir, mantener viva la esperanza y la fe en Jesús.
"Lo sorprendente no va a ser el juicio, ni la separación. Lo sorprendente es lo que se va a exigir en ese juicio, que no es otra cosa que la máxima de la caridad, es decir, cómo nos hemos comportado con los demás, nosotros que pertenecemos al rebaño de Cristo"
Todo cuanto recibimos no termina en nosotros mismos sino que tiene como finalidad el servicio a los demás para la construcción del Reino de Dios.
Pentecostés es la manifestación del soplo del Jesús resucitado que nos transmite su amor hasta el extremo a cada uno de nosotros.
La salvación que Jesús ha ganado no vale solo para el otro mundo, sino que ha comenzado ya en este tiempo.
El Reino necesita voces que lo anuncien, pies que lo recorran, manos que sanen, y esto con mansedumbre y alegría.
Con nuestra manera de vivir les tenemos que decir que no sabemos vivir sin Cristo, que si nos quitan a Cristo nuestra vida se derrumba.
El discípulo es la imagen de la oveja que escucha la voz del pastor y se va hacia Él.