Sección: A la escucha
Vino al mundo como un niño viene al mundo
la gratitud no solo es agradecer el placer, los buenos momentos, sino el conjunto de factores que nos hacen ser.
Todos estamos llamados a ser santos
Venimos del deseo y hacia el deseo vamos: hemos nacido gracias al deseo de nuestros padres y, en última instancia, del mismo Creador. Ahora bien, nuestros deseos deben ser purificados en el día a día. El bien más apetecible de todos es ser feliz para siempre.
El deseo es algo innato al ser humano: estamos constantemente deseando cosas. Alguno dirá que no necesita hablar de estos temas, porque ya es «feliz». ¿De verdad esto es así? ¿Dónde está la clave para entender la dinámica de nuestros apetitos?
El Adviento nos llama a estar vigilantes en la fe y en la oración para que sepamos discernir los signos de la venida del Señor. Vaciarnos de nosotros mismos y tener un corazón pobre como San José para poder albergar al Salvador de nuestra historia.
La corrección fraterna debe ser incluida en nuestro modo de vivir, reconocer que la otra persona es importante de por sí, independientemente de sus actos.
Vivir en clave de Jesús es un riesgo fecundo, que implica abrazar la crudeza de la realidad propia, luchar la batalla de la autenticidad y liberar el amor de las inconsistencias y las banalidades.
El Evangelio de hoy nos ofrece el milagro de la multiplicación de los panes y los peces: milagro real, que, según el papa Francisco, nos habla de la compasión, la generosidad y la eucaristía.
El Reino de los Cielos es el mayor tesoro en el mundo que puede dar sentido en mayúsculas a nuestra existencia.