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Artículos de Fr. Moisés Pérez Marcos

Responder a la vocación, intentar discernir lo que se nos regala en ella, exige, como condición imprescindible para no errar, crecer en esta confianza, alimentarla, vivirla de un modo cada vez más hondo. En parte no pequeña, la vocación es cuestión de confianz
La experiencia del Espíritu no es una experiencia al margen del mundo ni de lo cotidiano. La experiencia del Espíritu, la experiencia religiosa, es propiamente la densidad profunda de la existencia.La experiencia del Espíritu hace que cada partícula del univer
El desierto convierte a los humanos en niños: los hace vulnerables, arruina todas las falsas seguridades a las que habitualmente nos aferramos para poder sobrevivir. El desierto nos deja desnudos, sin nada.
Cuanto más comprendamos, más cerca estaremos de Dios, que ha hecho todas las cosas con sabiduría. Cuanto más amemos, más cerca estaremos de Dios, que es amor y ama todo lo que ha creado, pues todo lo creado es bueno, amable.
María Magdalena es para todo creyente un ejemplo del poder transformador que puede actuar en las personas cuando se acoge a Jesús, cuando se intenta vivir siguiéndole, un ejemplo de conversión, de liberación, de vocación.
La resurrección es la experiencia de lo nuevo, de la posibilidad y la progresiva consecución de un mundo mejor, más justo, más bueno y más bello. Experimentar la resurrección exige trabajar para que lo que se nos muestra en ella se haga realidad: el destino de
El estudio no desvela el Misterio, no lo diluye, no da la respuesta de una vez por todas. Estudiar lo incomprensible, hablar sobre lo indecible, adquirir familiaridad con lo totalmente otro, implica una convivencia. Esta convivencia con el Misterio, con su hon
Soñar es un modo de hacer que el futuro resulte fértil. Soñar es preñar de posibilidades el mañana. Cuando nos atrevemos a soñar juntos un futuro mejor, estamos también generando la posibilidad de que Dios, que es siempre novedad inagotable, actúe de nuevo en
La resurrección no es la canalización de un deseo frustrado, porque es la reacción que en nosotros produce el amor. No esperamos porque aquí no hayamos conseguido lo que buscábamos. Esperamos porque hemos sido amados y porque hemos amado.