Sección: Identidad de predicadores
"¡Merece la pena gastarse y desgastarse por los demás!". Comenzamos una serie de artículos que dedicaremos a los pilares del carisma dominicano (comunidad, estudio, oración, predicación). Empezamos con unas reflexiones sobre la Comunidad.
En familia y como hiciera Santo Domingo, nos toca predicar que es posible otro mundo
María nos ayuda al trato íntimo con Jesús, despliega ante nosotros la vida y el Misterio
Recordar su vida, su apasionada vida de oración, de estudio, de comunidad fraterna, de predicación… porque todo ello nos llevará a Cristo Jesús y a nuestro Padre Dios
El valor del rezo del Rosario consiste en meditar y fijar nuestra concentración en el misterio de la redención.
Santo Domingo comprendió que el Evangelio nos dice que para ser felices no hay que evitar la realidad que nos rodea, sino partir de ella; no obviarla, sino hacerla presente.
En este crecimiento hay que mostrar lo mejor de nosotros mismos, puesto que este camino es también de compromiso.
Existimos para la predicación del Evangelio desde hace casi 800 años. Y todos los elementos de nuestra vida (además de la comunidad están el estudio, la oración y la mirada compasiva sobre la realidad) se subordinan a esa misión que la Iglesia nos ha encargado
Los frailes esperaban impacientes a que se abriese la tumba... y Domingo no les falló
Relación entre la Orden de Predicadores y el Papado. San Pío V, al ser elegido Papa, quiso conservar el hábito blanco dominicano