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Sección: A la escucha

"El evangelio de este domingo nos muestra dos enseñanzas de Jesús con un contraste increíblemente fuerte: la primera nos advierte sobre la falsa religiosidad, y la segunda sobre un gesto, humilde y casi desapercibido, que nos debe llevar a vivir auténticamente
Amar a Dios y amar a mi prójimo son dos acciones que no pueden ir separadas: si amo verdaderamente a Dios amo también a mi hermano. El amor es uno de los mayores signos que nos presenta Jesús en su mensaje.
Servir a los demás entraña un amor verdadero. Solo aquel que ama es capaz de servir, porque lo hará sin ningún interés personal. Y tú… ¿estás dispuesto a ser el servidor de los demás?
¿No nos ocurre en ocasiones que pretendemos ser cristianos, seguidores de Cristo, sin «vender» nada en absoluto? Lograr ver como Dios ve para que se vea a Dios en nosotros: ¡he aquí la suprema sabiduría, «tesoro inagotable para los hombres»!
La enseñanza que podemos sacar del texto evangélico de hoy es que nunca poseemos una verdad absoluta de las cosas, que debemos abrirnos a las verdades que nos traen otros, para así construir una verdad plena y absoluta en Dios.
"Como sembradores debemos cuidar y atender nuestra semilla para que germine y más aún para que crezca, pero sabiendo que lo que hace que brote la vida no son nuestros esfuerzos, no es algo que hayamos añadido a la semilla sino su propia fuerza vital".
"El mensaje de fraternidad del Reino, entiéndase la voluntad de Dios, es para todos y todas. Obviamente este detalle es muy significativo en la cultura y tiempo de Jesús donde la discriminación por género era un tema bien serio".
Esto que ahora tengo entre mis manos en adelante seré yo mismo en totalidad. Yo mismo presencializado en el Pan y en el Vino. Por consiguiente, no es una parte de su ser lo que se nos entrega, es todo Él.