Sección: A la escucha
Responder a la vocación, intentar discernir lo que se nos regala en ella, exige, como condición imprescindible para no errar, crecer en esta confianza, alimentarla, vivirla de un modo cada vez más hondo. En parte no pequeña, la vocación es cuestión de confianz
La predicación del Reino, como Jesús enseñó, tiene muchos caminos. El de la Orden de Predicadores, el de ser fraile dominico, es uno de ellos, de los más apasionantes, pero también de los más exigentes. Responder a la llamada de la vocación es precisamente éso
Nuestra vida de frailes predicadores es experimentar a Dios como amor, e imitarlo amando como Él ama.
Como cristianos hemos de cultivar la experiencia del Espíritu, colaborar con ella en nuestro proceso de transformación hacia una vida más santa, más plena.
El encargo de la misión nace de la experiencia del resucitado, se sostiene en el don del Espíritu Santo, es acompañado de comenzar a vivir ya como resucitados, y sobre todo, es el envío a llevar al mundo entero la alegre noticia de que los hombres y mujeres de
El resucitado nos enseña que también nosotros, si creemos, podemos resucitar de la muerte a la vida y podemos andar nuestro camino, no ya en penitencia y en conversión, sino en la alegría de la nueva vida.
O amor de Deus, mostrado na cruz é a nossa plena, contínua e eterna salvação!
Con el anuncio del ángel a María y con la respuesta de ésta, fiat, comienza la vida de Jesús, su existencia como hombre en la historia de los hombres y las consecuencias que ello conlleva.
Toda la creación nos habla del misterio de Dios y de la cruz. Todo esto se descubre con la fe en Jesús. Tener fe o creer es abrirse a recibir el don de Dios.
Nuestra predicación tiene que ser la de una religión humana que libere, comprometida y espiritual, donde lo más importante sea dar la vida por los demás.